El crecimiento de las energías renovables en 2024 ha sido uno de los hitos más relevantes en la evolución hacia un modelo energético más sostenible.
Según los datos más recientes recogidos en el Global Electricity Review del think tank británico Ember, la producción mundial de electricidad a partir de fuentes renovables alcanzó los 858 teravatios hora (TWh), marcando un aumento del 49% en comparación con el anterior récord de 2022. Entre estas fuentes, la energía solar fotovoltaica destacó con una contribución de 474 TWh, lo que representa un incremento interanual del 29%.
Este auge confirma la tendencia global de transición hacia energías limpias, con la fotovoltaica consolidándose como protagonista en ese proceso. Actualmente, esta fuente representa el 6,9% de la producción eléctrica global, con una proyección de crecimiento que no parece encontrar freno. Pero, ¿cómo afecta esto a la producción de energía renovable y al potencial que tenemos en España?
El papel de Europa y el liderazgo de España
Europa ha desempeñado un rol crucial en este avance. En 2024, la energía solar cubrió el 11% del total de la generación eléctrica de la Unión Europea, superando por primera vez al carbón. Este hito no solo es simbólico, sino que refleja un cambio estructural en el modelo energético del continente. De los 15 países con mayor penetración solar en su mix eléctrico, siete son miembros de la UE, lo que demuestra el compromiso europeo con la descarbonización.
España destaca especialmente en este panorama. Con 58,6 TWh generados mediante energía fotovoltaica, se posiciona como el séptimo país del mundo en producción solar. Además, el 21% de su electricidad proviene de esta fuente, situándose entre los países con mayor proporción de energía solar en su mix, solo por detrás de Hungría, Chile y Grecia.
Este liderazgo no es casual. La combinación de una elevada radiación solar, un marco regulatorio cada vez más favorable y el avance tecnológico en instalaciones solares han permitido a España convertirse en una referencia internacional.
Solar: el motor de la transición energética
“La energía fotovoltaica se ha convertido en el motor de la transición energética global”, señala Phil MacDonald, director general de Ember. Esta afirmación encuentra respaldo en la tendencia creciente de países como India, que duplicó su capacidad instalada en un solo año, o China, que representa más de la mitad del crecimiento global en producción solar.
Además, la energía solar no solo crece en potencia instalada, sino también en competitividad. El abaratamiento de los costes, combinado con la flexibilidad que ofrece, sobre todo cuando se integra con almacenamiento en baterías, la convierten en una solución estratégica para cubrir la demanda eléctrica creciente y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Una oportunidad para sectores difíciles de descarbonizar
A pesar del fuerte crecimiento de las renovables, las emisiones del sector eléctrico global aumentaron un 1,6% en 2024, en parte debido a un mayor uso del aire acondicionado ante olas de calor cada vez más frecuentes. Sin embargo, el informe de Ember subraya que las renovables y la energía nuclear pueden cubrir hasta el 96% del aumento en el consumo eléctrico no vinculado al cambio climático. Esto refuerza la necesidad de acelerar la implantación de tecnologías limpias.
En este contexto, España tiene una oportunidad única. Su enorme capacidad para producir energía solar no solo puede abastecer al sistema eléctrico general, sino también cubrir necesidades térmicas de sectores industriales que no pueden electrificarse de forma directa.
Muchos procesos industriales, como el secado, la pasteurización, el lavado o el calentamiento de fluidos, requieren calor a baja y media temperatura. Para estas aplicaciones, combinar la generación solar fotovoltaica con sistemas de autoconsumo térmico se presenta como una solución eficiente, rentable y escalable.
Esta integración permite a las empresas reducir sus emisiones de CO₂, mejorar su competitividad mediante ahorro energético y contribuir de forma activa a los objetivos de sostenibilidad y transición ecológica. Además, al tratarse de una solución descentralizada, ofrece una mayor autonomía energética y protección frente a la volatilidad de los precios de la energía convencional.
La energía solar continúa ganando terreno a nivel mundial, con España situada en una posición de privilegio para capitalizar este avance. Más allá de alimentar la red eléctrica, el potencial del sol como fuente de energía térmica para el autoconsumo industrial representa una vía concreta para avanzar en la descarbonización de sectores que tradicionalmente han quedado al margen de la transición energética. Apostar por esta combinación no solo es una decisión estratégica desde el punto de vista ambiental, sino también una inversión sólida hacia el futuro.